Coronada de moscas by Margo Glantz

Coronada de moscas by Margo Glantz

autor:Margo Glantz [Glantz, Margo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Viajes
editor: ePubLibre
publicado: 2013-01-01T00:00:00+00:00


* * *

Para llegar al bar o al salón comedor hay que recorrer todo el tren, como dije antes, Aiwar es uno de los últimos vagones. Los recorro, tambaleándome, al principio y al final de cada uno de los vehículos dos uniformados se levantan y saludan con deferencia, son jerárquicamente inferiores al mánager o al jefe de vagón: el sistema impera de manera irreprochable. Se oye de repente un tremendo alboroto: veo un largo salón con sillones comodísimos y un bar repleto de gente, se habla en inglés, las mujeres muy elegantes, vestidas como la Julia de la serie de televisión Regreso a Brideshead, basada en la novela de Evelyn Waugh: frente a la de ellas mi vestimenta es ridícula. Vuelve a llamarme la atención una pareja negra de diplomáticos estadounidenses, él, voluminoso, bien trajeado, bebe whisky en las rocas; me recuerda a un capo de una película de gángsteres, quien después de reclutar a un nuevo esbirro le ordena dándole dinero: Buy yourself a better suit… La embajadora lleva puesto un traje de seda con lunares blancos sobre fondo lila, un collar de oro y unos aretes gigantescos.

Se bebe, se brinda, se inician amistades, me pongo tímida, ¿dónde me sentaré, con quién compartiré una copa? Nadie me mira, avanzo como damisela antigua, llego a un suntuoso comedor, algunas mesas ocupadas; me señalan una con una pareja de indios, pido permiso, me instalo, inicio la conversación, aunque en las demás mesas se bebe vino yo les ofrezco la mitad de mi cerveza, es enorme, una Kingfisher; él es jainita y acepta compartirla conmigo, ella sikh (supongo que ninguno de los dos practica de manera estricta su religión, puedo deducirlo por su manera de comer, ella no toma alcohol, él sí). Ambos prueban con avidez cada uno de los múltiples platos de comida semiinglesa, semioccidental y semiindia que todos los días se nos ofrece a profusión, aunque haya carne, alimento prohibido para los ortodoxos, además de verduras, arroz con curry, pan indio y europeo, quesos y los postres (que sobre todo ella devora con fruición). Viven cerca de Los Ángeles, en Irvine, universidad donde fui profesora visitante en 1986; hace diez años que Ashu el marido no había vuelto a su país, trabaja en una compañía petrolera. Zanguita vuelve cada dos años, su hijo trata de no hacerlo, a la hija le gustan la ropa y las joyas, aunque la India les resulta cada vez más ajena, llegaron a California cuando tenían tres y cuatro años. ¿Hay crisis en los Estados Unidos? Sí, una gran crisis. ¿Les afecta? Les cuento mi vida. Comentan, ¿viaja sola?, ¡qué valiente! Al día siguiente me vuelvo a sentar con ellos, Ashu ya sabe perfectamente quién soy, ha consultado su BlackBerry.

… porque te alimenté con esta realidad mal cocida…



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